Como muchas enfermedades, el dolor lumbar es un problema crónico. Los pacientes con dolor lumbar suelen sufrir de forma intermitente durante años. El dolor de espalda parece ocurrir cuando nos esforzamos demasiado o hacemos algo fuera de lo común, como mover cajas o cuando volvemos a hacer un deporte que no hemos realizado desde nuestros días de escuela secundaria.
Tanto “el guerrero de fin de semana” como el atleta diario, darán fe de los beneficios del estiramiento antes de realizar una actividad física, como un medio para ayudar a prevenir lesiones. Pero el estiramiento no suele ser un buen plan de tratamiento frente al dolor de espalda. ¿Por qué es así? ¿Por qué es algo tan eficaz para prevenir un problema y, sin embargo, tan completamente inútil como cura? Sin embargo, algunos pacientes tienen suerte. A través de prueba y error, pueden encontrar que el estiramiento realmente hace que su dolor de espalda mejore. Pero con el paso de los años, su efectividad disminuye. Algunos pacientes dirán que sus estiramientos normales, previos a la actividad, en realidad empeoran el dolor.
El estiramiento está diseñado para elongar músculos y tendones, pero los problemas de espalda suelen afectar los ligamentos y los discos. Entonces, si bien el estiramiento puede ayudar a un músculo tenso, su efecto sobre los ligamentos puede ser perjudicial, debido a que es posible que los ligamentos ya estén demasiado estirados, lo que puede posibilitar que los huesos se muevan hacia posiciones anormales.
Otro factor a considerar es que los delicados nervios de la parte inferior de la columna, cruzan las áreas del disco. Con el estiramiento, esos nervios pueden elongarse e irritarse aún más.
Si encuentras que tus estiramientos normales parecen no tener ningún efecto sobre tu dolor o incluso empeorarlo, entonces eso es una señal de que los ligamentos se han dañado. El estiramiento no te ayudará en este escenario, así que deberás consultar a un médico quiropráctico, el cual luego podrá realizarte un examen de los ligamentos y discos.
Los ajustes que realizan los quiroprácticos están diseñados para alinear los huesos de la columna para que los ligamentos no permanezcan estirados y produciendo dolor. Con el paso de las semanas, los huesos comienzan a mantener su posición normal durante períodos de tiempo más prolongados y los ligamentos gradualmente comienzan a acortarse.
Su médico también puede aconsejarle sobre estiramientos para elongar los músculos, evitando que estos provoquen más estiramiento en los ligamentos ya dañados, de la parte inferior de la columna.